Concepciones y conocimientos
El concepto de la revolución verde fue el de “intensificación”. Borlaug afirmaba que cientos de millones de hectáreas se salvarían de la deforestación gracias al aumento de la productividad por hectárea en las zonas que ya estaban produciendo. Con la intensificación se “salvaba” naturaleza. Fue un gran mito.
Se plantea así el dilema para los ecólogos: ¿Preservar tierras o compartir? Lo primero es preservar tierras aumentando la producción de las superficies que ya se encuentran cultivadas, sin necesidad de tener que expandir las fronteras agrícolas, mientras que la segunda aseveración se refiere a compartir las actividades productivas y la tierra con la naturaleza. Esto es, generar sistemas que sean productivos y sean funcionales al ecosistema natural, es decir, producir con una baja distancia ecológica o con un grado de sucesión avanzado. Esto permite conservar y producir a la vez pero da bajos rendimientos del producto principal (otorga servicios y productos que no poseen mucho valor de mercado). Entonces se opta por obtener elevadas producciones de los cultivos estrella a partir de la intensificación en las superficies de cultivo existente y así poder dejar más zonas con vegetación natural con una lógica conservacionista.
Nunca se planteó en estos debates que el 80% de las tierras se encuentran en manos de las grandes corporaciones y capitales produciendo biocombustibles y granos para ganado.
La Agroecología sin embargo plantea que la mejor opción es compartir la tierra con la naturaleza ya que la aseveración de los bajos rendimientos por parte de la mirada convencional está basado en un cultivo y no tiene en cuenta que los sistemas agroecológicos producen gran diversidad de productos y servicios ecosistémicos además de poder mantener la biodiversidad y la resiliencia de los ecosistemas.
El concepto que la Agroecología propone, a nivel de finca y paisaje, la Restauración Ecológica que está enmarcada dentro de un territorio que es conquistado por los campesinos que logran autonomía (que expulsan a la agricultura industrial) y por ende desarrollo territorial. Esta es la propuesta agroecológica en fin.
Organización y política
El rol de los campesinos en nuestra región es clarísimo, lo que hay que hacer es potenciar esto, es decir fomentar las alianzas, la investigación, la acción, sancionar leyes (y cumplimentarlas estrictamente mediante controles), etc.
La agricultura campesina, comparado con la agricultura convencional (de intensificación de insumos): alimenta sano para la población local, constituye medios de vida de culturas locales, frena el cambio climático, enfrían el planeta, tiene un menor costo de producción, genera un menor endeudamiento, posee una gestión importante sobre los recursos naturales.
“Estos movimientos sociales responden a la crisis, se organizan, ofrecen un “despertar” agroecológico, comparten sus experiencias, sus sueños, y nosotros que venimos del lado más científico, de la enseñanza, podemos colaborar con ellos para llegar a construir esa soberanía alimentaria para dar una respuesta REAL a la crisis, respondiendo un llamado a la transformación del sistema alimentario.”
“No se trata de la agroecología como una herramienta más de la agricultura industrial para prorrogar la crisis de esta, sino que esta es la ALTERNATIVA TOTAL; pero esa alternativa total se incrusta dentro de la soberanía alimentaria, donde el saber de los conocimientos locales y la agroecología es un pilar fundamental junto con otros pilares, como lo son la inclusión social, las semillas, entre otros”
La declaración reciente de la Vía Campesina habla de dar a la agroecología una forma clara de resistencia a un sistema económico que pone lucro sobre la vida como pilar clave de la soberanía alimentaria, porque lo que se trata es ver esta ciencia como una herramienta para cambiar los equilibrios de poder que componen los sistemas agroalimentarios.
Los campesinos aseveran que su forma de producir genera conocimientos locales, justicia social, alimenta la creatividad de cultura, fortifica la realidad económica del área rural, defiende su dignidad, crea un by-pass a los imperios agroalimentarios a través de consorcios territoriales, genera una mayor calidad de vida no solo brindando alimentos sanos sino también en muchos otros aspectos.
Los territorios agroecológicos son espacios de defensa contra las amenazas de la vida de los campesinos que vienen del modelo agroexportador (agrocombustibles, monocultivo, etc.).
Los conocimientos locales se pueden articular a nivel del territorio y vincular hacia adentro y fuera del mismo, una vez que se han satisfecho las necesidades de soberanía. La Agroecología provee las bases técnicas y científicas, incorporando conocimiento tradicional para crear territorio agroecológico soberano y que además, y no menos importante, posean soberanía energética (que sean capaces de producir su propia energía) y tecnológica (de esta forma ser independiente de insumos externos). El diseño de los agroecosistemas y sus paisajes permite que estos subsidien su funcionamiento.
Economía y financiamiento
Hay que remarcar que el problema del hambre en el mundo no está en vías de solucionarse, ya que si bien la producción de alimentos ha aumentado, la dieta de la “clase acomodada” es lo que se intenta saciar con este aumento.
Un claro dato que asevera lo mencionado anteriormente es que los ciudadanos de EEUU y Europa (quienes representan el 20% de la población), desperdician un cuarto de los alimentos que se destinan a ellos por año (100 kilogramos por persona por año aproximadamente). Esto es considerado como un “robo” a los países pobres.
Europa posee 35 millones de hectáreas en países del Sur para alimentarse, más 20 millones de hectáreas donde producen los biocombustibles, de los cuales van a tener dependencia directa en el futuro. Se plantea que la cuestión en realidad es ¿Quién alimenta al Norte? Esta respuesta es sencilla, debido a la ausencia de veranos largos (en Inglaterra o Suecia por ejemplo), los países del Sur somos quienes estamos saciando sus necesidades.
Al observar la dieta de un ciudadano español, podemos comprender que los alimentos que consume provienen de diferentes partes del mundo los cuales deben ser transportados largas distancias para llegar a destino. Esto genera gasto de energía, gases de efecto invernadero, etc.
Métodos y tecnologías
Los modelos de intensificación se basan en la eficiencia del uso de los factores, es decir las cantidades de agua o de insumos que se necesitan para producir, dejando en claro que se utilización es imprescindible aunque sea en menor medida. Se propone de esta manera la utilización de menores cantidades de insumos (fertilizantes por ejemplo), empleo del MIP (manejo integrado de plagas), entre otras, siendo estas tecnologías poco adoptadas por los productores campesinos.
Pero los defensores de estos métodos no emplean para evaluar estos sistemas al “Uso equivalente de la tierra” que nos da una medida de eficiencia donde por ejemplo 1,50 de eficiencia, significa que necesitamos 1,5 Hectáreas de monocultivo para obtener lo que produce 1 hectárea de policultivo; esto se debe a que estos últimos son más eficientes en el uso de los nutrientes (si tenemos más plantas, tenemos más nutrición).
El rendimiento de un solo cultivo en la finca no es una medida adecuada de la productividad, los monocultivos de larga escala generan altos rendimientos de un solo cultivo, en cambio los policultivos pueden generar menor cantidad del cultivo en cuestión, pero tienen a favor que generan mayor variedad de productos (gran productividad total), siendo esto último muy favorable debido a la disminución de los riesgos.
Al incrementar el área de monocultivos, la productividad total de esta baja; si queremos solucionar el problema del hambre en el mundo buscamos exactamente lo opuesto, es decir tener establecimientos con productividad total elevada, siendo el único camino que puede llevar a esto, la reforma agraria.
Otros elementos .Realizar una visión histórica.
Venimos de lo que nos dejó Descartes epistemologicamente, con su la visión atomista, donde se dice que para conocer y comprender el todo hay que estudiar a fondo las partes.
Luego Darwin enunció los principios de la competencia, en donde se despliega una lucha por la supervivencia y sólo sobreviven los más fuertes o los que mejor se adaptan. No se consideró que en la naturaleza predominan los mutualismos, las coexistencias y colaboraciones entre las especies por sobre la competencia.
Maltus por su parte sostiene si no se aumenta la producción de alimentos, el crecimiento demográfico generará hambre y pobreza por todo el mundo.
Liebig por su lado elaboró la teoría del mínimo para justificar el uso de fertilizantes químicos; “Esta teoría ha sido la base de la formación de los Ingenieros Agrónomos”
Por otro lado también se menciona ciertos mitos sobre el hambre en el mundo. Por ejemplo que la miseria que sufren algunos pueblos es por las catástrofes ambientales, por la sequía, etc. Esto se hace con la intención de querer ocultar los verdaderos motivos del hambre y la pobreza, la desigualdad, la inaccesibilidad a los alimentos, tanto física como económica, etc.
El referente máximo de la revolución verde fue Norman Borlaug, quien impulsó la idea por el mundo de la necesidad de aumentar los rendimientos a base de variedades mejoradas de alto rendimiento y fertilizantes y de acortar la brecha entre los países “productivos” como EEUU y países de África que producían ambos maíces pero con altos y bajos rendimientos respectivamente; la lógica fue entonces lograr que los países de bajos rendimientos los aumentan para acortar la brecha y acabar con el hambre.
Para imponer esta lógica de Borlaug hubo una colonización intelectual por todas las instituciones del mundo.
Un discurso muy asociado a la intensificación es el de “agricultura climáticamente inteligente”, que trata de plantas más nutritivas, más resilientes a plagas, que sean más eficientes en el proceso de fotosíntesis, pero que también (y como base principal) posea Genes Inteligentes (transgénicos).
Por esto, en la Revolución Verde se crearon miles de variedades, sin tener en cuenta que los campesinos tenían en su poder una similar cantidad de plantas nativas, que cumplen con las mismas características. Con esto se quiere remarcar que no se necesitan nuevas variedades artificiales, lo esencial es buscar dentro de las que poseen estos agricultores tradicionales.
Otro ítem a destacar es que los monocultivos son menos estables a comparación con los policultivos y los sistemas agroforestales, esto se debe a que la resiliencia total del agroecosistema se asocia a la diversidad vegetal, a la complejidad de los paisajes circundantes, el manejo del suelo, la materia orgánica, la cobertura, siendo todos estos puntos débiles en los monocultivos ya que los genera una sola especie y fuertes en los otros dos casos ya que se trata de diversificar al máximo la producción.
“La agroecología es una ciencia que no da recetas”, con esta afirmación se hace alusión a que resulta de principios fundamentales que deben aplicarse para lograr esa intensificación etológica, con sus características de sustentabilidad y resiliencia. Estos principios o conjuntos de técnicas, se aplican de acuerdo a las realidades de cada comunidad.
Los conocimientos tradicionales más ciencias occidentales, generan principios, éstos se transforman en prácticas y a su vez estas generan procesos en los agroecosistemas, permitiendo de esta forma que este se autosustente en su funcionamiento.
Como ejemplo tenemos a los campesinos milenarios de Asia, estos poseen una diversidad muy elevada en las plantaciones de arroz, ya que tienen otras plantas en rotación, peces cuando el cultivo está inundado (regulan malezas e insectos), a su vez estos empujan las plantas, cayendo así los cicadélidos para ser luego consumidos por los peces, posteriormente entra la Azolla-anabaena (asociación helecho-alga que puede fijar 50 kilogramos de Nitrógeno por hectárea), finalmente entran los patos, cumpliendo diversas funciones ecológicas. En este caso, y en los casos que se quiera aumentar la biodiversidad de una determinada área, lo único que tiene que hacer el agricultor, con su conocimiento tradicional, es ensamblar una biodiversidad que a través de sus acciones fomente el funcionamiento del sistema. Así, no se necesita la utilización de insumos externos, es decir: dosis cero.
En un establecimiento manejado de forma agroecológica, con el transcurso del tiempo la producción total sube, la energía producida sube, el número de personas que se alimentan por hectárea sube, y lo más interesante es que la mano de obra baja. Esto ocurre debido que al establecer la infraestructura ecológica, el sistema comienza a funcionar y progresivamente se necesita cada vez menos mano de obra (menos trabajadores o bien los mismos trabajadores menor carga horaria), ya que la naturaleza “toma” esas horas y trabaja para nosotros.
Al aumentar la producción como se mencionó, comienzan a existir excedentes (proteínas, vitaminas, minerales), estos pueden comercializarse generando un ingreso, sumado a lo que se ahorra en gastos para alimentos (ya que los producimos en la finca) e insumos (ya que son reemplazados por funciones biológicas-ecológicas), disminuyendo los costos de producción y la carga horaria de los trabajadores. Generando de esta forma que los campesinos sean SOBERANOS.
En la agroecología debemos medir las eficiencias de producción (relación egresos / ingresos), teniendo en cuenta que el gasto inicial en infraestructura ecológica es grande (aquí se hace referencia a gasto en conocimientos, experiencias, mano de obra, no gasto monetario). Una vez establecida esta infraestructura, los costos van bajando.