La activista afrocolombiana Emilsen Manyoma era la líder de Comunidades Construyendo Paz en los Territorio (CONPAZ) en Buenaventura (Colombia). Además, desde la Fundación para el Desarrollo del Calima (FUNDECALIMA) defendía el derecho a la producción limpia, a la soberanía alimentaria y a la protección de la biodiversidad. Manyoma, de apenas 31 años, era conocida en todo el país desde hace más de una década por enfrentarse al acoso de los traficantes de droga y de las bandas paramilitares. Junto a su cuerpo encontraron el de su marido, Javier Rodallega, también asesinado.
Por su parte, la ecologista guatemalteca Laura Vásquez fue víctima de un proceso de criminalización que la mantuvo siete meses en prisión durante 2013 como consecuencia de su militancia en el Comité en Defensa de la Vida de San Rafael Las Flores y de su participación en la resistencia pacífica frente a la imposición del proyecto minero San Rafael (Guatemala). Fue puesta en libertad sin que se demostrara ninguno de los delitos que el Ministerio Público le imputaba.
La concesión del proyecto minero de oro y plata El Escobal a la Minera San Rafael, propiedad de la canadiense Tahoe Resources, se realizó a pesar de la oposición social y de la ausencia de consulta previa a la población. El asesinato de Laura Vásquez no es un hecho aislado, sino que se suma a numerosos ataques contra varias personas que defienden los derechos humanos como represalia por su denuncia del proyecto de la Mina San Rafael, entre ellos el asesinato el 17 de marzo de 2013 del líder indígena Xinca Exaltación Marcos Ucelo.
Otro líder indígena, en este caso el mexicano Isidro Baldenegro, fue brutalmente asesinado el pasado 15 de enero tras pasar toda una vida luchando por la defensa de las tierras ancestrales de la comunidad tarahumara, el grupo indígena de Chihuahua (México) al que pertenecía. Los conflictos a los que se enfrentaba Baldenegro día tras día estaban relacionados con la tala de árboles y la preservación del territorio. El activista medioambiental denunció tanto la presencia de grupos violentos con intereses comerciales en la zona como a grupos de empresarios aliados con narcotraficantes y madereros.
Su esfuerzo fue mundialmente reconocido en el 2005, cuando recibió el Premio Goldman por su lucha no violenta en defensa de los bosques. En su discurso, Isidro invitó a los asistentes a que se sumaran a su lucha: “En México hay más de 60 diferentes etnias indígenas y una gran parte tiene los mismos problemas. No se reconocen nuestros derechos territoriales, empresarios madereros invaden nuestras tierras cuando quieren y los involucrados en actividades ilegales controlan nuestras vidas”. Baldenegro es el segundo líder ecologista reconocido con el mismo galardón al que matan en menos de un año. La primera, la hondureña Berta Cáceres, fue asesinada el 3 de marzo de 2016.
Tres homicidios en tres días. Cada año, cientos de ecologistas son asesinados. El 40% de los asesinatos en 2015 fueron de personas indígenas. El 66% fueron en Latinoamérica. En la mayoría de casos, los responsables quedan impunes. Ecologistas en Acción quiere manifestar su indignación por estas muertes e insta a las autoridades a poner fin a la impunidad y a investigar los asesinatos de las compañeras y los compañeros que han luchado por la justicia social y ambiental en todo el planeta.
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