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domingo, 14 de octubre de 2012

RACIÓN DE POLENTA PARA LA CIENCIA HUÉRFANA

Lunes 15 de octubre de 2012                                  Por Dra Graciela Gomez


En Uruguay la zafra 2009/2010 aproximadamente el 85% del maíz sembrado fue transgénico, unas 90 mil hectáreas. Los eventos Bt 11 y Mon 810, son los únicos autorizados para producción y consumo. La Unión Europea sigue resistiéndose a la aprobación de nuevos eventos modificados para liberación al ambiente y solamente autoriza los mismos para su utilización en alimentos de animales, humanos y piensos. Con Francia son siete los países europeos que han prohibido el cultivo del maíz transgénico MON810. Otros países son: Alemania, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo y Bulgaria. Sin embargo en Sudamérica el crecimiento de cultivos transgénicos liberados al ambiente sigue en alza, liderado por Argentina y Brasil.

En julio pasado tuve la oportunidad de disertar en el 2° Seminario de Etiquetado de Productos Transgénicos en Uruguay .Cuyo objetivo es legalizar el etiquetado de estos alimentos para que las personas elijan qué comer y movilizar a las Defensorías del Consumidor, que poco y nada hacen para que se aplique la ley. Especialmente en nuestro país, donde las quejas son por telefonía, tv satelital y todo lo que tenga que ver con servicios suntuosos, pero de alimentos y salud, nada. 

El evento organizado por Laura Rosano ,Chef representante de Slow Food Canario, contó con la presencia del Dr Claudio Martinez Debat, Biólogo Molecular y Celular, Químico Farmacéutico, Profesor Adjunto de la Sección Bioquímica del Instituto de Biología de la Facultad de Ciencias, entre otros.


Hoy con alegría vemos publicado en la Revista Iberoamericana de Tecnología Postcosecha (Vol 13) de la Asociación Iberoamericana de Tecnología Postcosecha, Hermosillo- Mexico, el trabajo del Dr Debat “Análisis de transgénesis mediante PCR de 20 harinas de maíz (polentas) que se encuentran a la venta en el mercado uruguayo” en coautoría con Martín Fernández del Laboratorio de Trazabilidad Molecular Alimentaria, Sección Bioquímica, de la Facultad de Ciencias UR,  y Adriana Da Silva, del Laboratorio de Bromatología, de la Intendencia Municipal de Montevideo.

 “En este trabajo hemos puesto a punto la extracción de ADN y su posterior amplificación por PCR a partir de la matriz alimentaria "polenta", elaborada con harina de maíz de amplio  consumo en nuestra  región. De las 20 muestras de polenta (enviadas codificadas por el Laboratorio de Bromatología de la Intendencia Municipal de Montevideo) se pudo obtener ADN analizable a partir de 18 de ellas mediante una modificación del protocolo de extracción De Dellaporta. Dichas muestras fueron analizadas mediante PCR” (reacción en cadena de la polimerasa para amplificar un fragmento de ADN) en busca del promotor 35S (cuando los científicos usan tecnología transgénica para instalar un gen nuevo en una planta, agregan fragmentos adicionales de ADN para dirigir la actividad de ese gen. Cada gen necesita un "promotor" que lo ponga en actividad en condiciones específicas. El promotor más ampliamente usado es el promotor 35S, virus que ha sido muy utilizado como promotor en casi todos los cultivos transgénicos comerciales y los que están siendo evaluados en el campo)  presente en todos los eventos transgénicos aprobados hasta el momento en el Uruguay  y en Argentina.

“El resultado fue positivo para todas, por lo que se concluye que el 100% de las muestras analizadas están elaboradas al menos en parte por maíz genéticamente modificado. 
Posteriormente se paso a identificar la presencia de los eventos Mon810, Bt11 y Bt176 para las muestras. Los resultados arrojan que el evento Bt176 no está presente en ninguna de las muestras pero si lo están los eventos Mon810 y Bt11” manifiestan los científicos. “Se encontró el evento Mon810 en 13 de las muestras y el Bt11 en 14 de ellas (solo Mon810 en 4 muestras, solo Bt11 en 5 y mezcla de ambos en 9 de ellas). Esto indicaría no solo la presencia de Mon810 y Bt11 en las muestras, sino también la posibilidad de varios eventos apilados de los cuales Mon810 y Bt11 forman parte”. 
“Si el 100% de las harinas de maíz de las que se pudo obtener ADN contenían maíz genéticamente modificado, es de esperar que muchos alimentos elaborados a base de maíz como: galletas, pan, aceites, raciones animales, entre muchos otros, tambien lo contengan” advierten.


Durante la puesta a punto de las metodologías se analizaron "nachos"( tortillas de maiz fritas o tostadas pequeñas con queso) y "cereales de desayuno" de marcas conocidas y ambos tipos de productos también contenían maíz OGM. “Aunque la legislación de nuestro país no exige el etiquetado transgénico en producto final, es de prever que tanto los productores que trabajan con variedades hibridas no genéticamente modificadas como los que lo hacen con maíces criollos u orgánicos, comiencen a etiquetar sus productos para poder diferenciarlos de los productos transgénicos y de esta manera poder darles cierto valor agregado, creando la necesidad de tener laboratorios que realicen los análisis y puedan certificar la presencia o ausencia de ingredientes genéticamente modificados en un producto determinado” dice el estudio.

“Si el país aprueba ser parte del Protocolo de Cartagena, a nivel de importaciones se deberán analizar los cargamentos para constatar que las semillas ingresadas, sea para liberación al ambiente o para consumo humano, animal o pienso, contengan los eventos declarados y no otros diferentes, algo imposible de determinar a simple vista. Además, deberán analizarse los cargamentos que estén declarados como sin contenido de material genéticamente modificado para descartar posibles fraudes o contaminaciones. Sumado a esto, deberán analizarse los cargamentos a exportar para asegurar el cumplimiento de las exigencias impuestas por el importador. Es bien sabido que muchos países de la Unión Europea tienen Estrictos controles sobre los alimentos derivados de OGM por lo que es importante asegurar que los productos que se exporten hacia allí cumplan con las normas establecidas” algo que a las multinacionales no les conviene, y gastan millones en evitar todo tipo de controles.
“Esto muestra la necesidad de poner  a punto a corto plazo todas las metodologías de trazabilidad para estos eventos. Dado que se han encontrado efectos negativos inesperados en la salud debido al consumo de alimentos derivados de cultivos transgénicos, se refuerza la necesidad de la detección e identificación de los OGM que pudieran estar presentes en alimentos de consumo masivo” alertan los científicos, llamando a regular el etiquetado.

Y esto coincide con otros estudios internacionales que evidencian que “La transferencia horizontal del promotor promotor 35S también llamado CaMV no solo contribuye a la inestabilidad de las líneas transgénicas, sino que tienen el potencial de reactivar virus adormecidos o crear nuevos virus en todas las especies a las que es transferido, particularmente a causa de la mobilidad e intercambiabilidad de los elementos del promotor . En este sentido, la cercana relación del 35S con los hepadnavirus, que producen el virus humano de la hepatitis B, es especialmente relevante”. Además, porque el promotor 35S es promiscuo en sus funciones, tiene la posibilidad de promover una sobre expresión inapropiada de genes en todas las especies a la que es transferido. Una consecuencia de esto puede ser el cáncer. El maíz o sus derivados consumidos en exceso y sin la debida higiene puede contener  pirálidos cuyas larvas atacan a granos y forrajes almacenados, las aflatoxinas son micotoxinas producidas por hongos carcinógenas derivadas de las pirálidas. Estudios muestran que la infección concurrente con el virus de la Hepatitis B (HBV) durante la exposición a la aflatoxina incrementa el riesgo de carcinoma hepatocelular.

Estas consideraciones deben ser vistas a la luz de los resultados de las primeras pruebas de seguridad sistemáticas de los alimentos transgénicos, reveladas en los estudios histológicos, como los realizados por Ewen y Puszta que son lapidarios : “una parte significante de los efectos de las papas transgénicas se debía a la "construcción de la transformación genética". La carrera del bioquímico Arpad Pusztai  llegó a su fin  cuando intentaba informar sobre sus conclusiones contradictorias en las papas OGM . Violencia, confiscación de datos, y el acoso permanente de la Sociedad Real Británica fue utilizada para evitar  su investigación (Ewen y Pusztai, 1999b y Laidlaw, 2003). El Dr. Pusztai afirmó que “ las ratas alimentadas con papas OGM  dañó los  estómagos de los animales, los sistemas inmunológicos y retraso en el crecimiento. Puede afectar la mucosa del tracto gastrointestinal y ejercer fuertes efectos biológicos incluso puede ser aplicada a las plantas OGM que contienen construcciones similares. Su estudio se transmitió por televisión, lo que generó un gran debate en el Reino Unido sobre la seguridad de los alimentos modificados genéticamente y llevó a exigir una moratoria sobre el desarrollo de los cultivos transgénicos.

El científico recomendaba precaución,  que “todos los cultivos que contienen el promotor 35S o  similares, sean retirados inmediatamente de la producción comercial o de las pruebas de campo abierto. Todos los derivados de tales cultivos que contienen ADN transgénico deben ser inmediatamente retirados de la venta y no deben ser usados para el consumo humano o para alimento animal”.

Pero también los medios que lo publicaron sufrieron las presiones como la principal revista médica The Lancet,  que publicó  la controvertida investigación. Un artículo de Jeffrey M. Smith publicado en Mercola.com en septiembre de 2010, describe cómo convirtieron en “chico malo al biólogo luego de ser el principal experto del mundo en su campo . “El biólogo Arpad Pusztai con  más de 300 artículos y 12 libros en su haber, cuando accidentalmente descubrió que cultivos genéticamente modificados son peligrosos, se convirtió para  la industria de la biotecnología en un chico malo”
“En 1990, el Dr. Pusztai fue galardonado con una subvención de $ 3 millones por el gobierno del Reino Unido para diseñar el sistema de seguridad a prueba los organismos genéticamente modificados. Su equipo estaba integrado por más de 20 científicos que trabajan en tres plantas, incluido el Instituto Rowett en Aberdeen, Escocia, el laboratorio de investigación nutricional superior en el Reino Unido, y su empleador durante los últimos 35 años”. Pero a partir de su descubrimiento, las cosas cambiaron, la industria de la biotecnología, y el gobierno del Reino Unido, lanzaron conjuntamente una campaña de desprestigio para destruir la reputación de Pusztai.

En Filipinas el polen del maíz Bt también causó revuelo.Un grupo noruego, al que se unieron  todos los grupos anti-transgénicos del mundo, dijo que “la inhalación de polen de maíz Bt puede provocar enfermedades en los seres humanos. En Filipinas en el año 2003, cuando el polen del maíz Bt se dispersaba por el aire, aproximadamente 100 personas que vivían al lado de un campo de maíz Bt, sufrieron irritaciones en la piel, problemas respiratorios, malestares intestinales, y otros síntomas. Los análisis de sangre de 39 personas mostraron anticuerpos contra la proteína Bt, y los síntomas reaparecieron en el 2004 en al menos otros cuatro pueblos que sembraron la misma variedad de maíz. Para finalizar, resaltaron que los aldeanos también habían atribuido varias muertes de animales al maíz Bt”. Inicialmente, las acusaciones fueron hechas por un científico noruego, Terje Traavik. En su informe de investigación "Un huérfano en la Ciencia: Riesgos ambientales de las vacunas genéticamente modificados" Terje Traavik, Profesor y Jefe del Departamento de Virología de la Universidad de Tromso y Director del Instituto Noruego de Ecología Genética de Noruega, insta a sancionar leyes y reglamentaciones que regulen el uso de vacunas modificados genéticamente. 

Él declara: "Desde un punto de vista ecológico, medioambiental y seres vivos , las vacunas de ingeniería genética son impredecibles, pueden ser peligrosas” y que "los riesgos y peligros discutidos  de acuerdo con el principio de precaución deben ser objeto de medidas preventivas .Hay un vacío en el conocimiento de las interacciones ecológicas de muchos patógenos importantes. Este campo es en cierta medida sometido por la confianza en las vacunas, y por lo tanto es un huérfano científico”.

Como dice el Dr Antonio E. Benjamín , “la duda científica es uno de los aspectos más inquietante del derecho ambiental”.Otra área, es el Derecho del Consumidor, el derecho a una información adecuada y veraz, (art. 42) de la C.N, el derecho a la información,(art.19) de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, (art. 13) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y (art. 19) del Pacto de los Derechos Civiles y Políticos. Para concluir cito mi ponencia ante el HCD del Congreso de la Nación, en agosto de 2009: "El principio de precaución responde a la siguiente pregunta: dada la incerteza científica sobre la peligrosidad ambiental de una actividad, ¿quién tiene la carga de probar su ofensividad o inofensividad?...Todos sabemos esa respuesta.-

Fuente:Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio


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