Lunes, 21 de Junio de 2010 12:55
Escrito por Graciela Cristina Gomez
Es cierto que el comunicado de prensa dice Seattle - 14 de junio de 2010. Ese día la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA) emitió una orden administrativa dirigida a la Corporación FMC de larga data en el cifrado mundo de la industria química. La Agencia, que disputa con la Corporación desde casi tiempo inmemorable, le hace saber que tome medidas para poner fin al escape de gases tóxicos (fosfina). Textualmente el comunicado establece que "es un peligro urgente de salud pública para cualquier persona en el lugar”.
El lugar al que refiere es el sureste de Idaho, llamado Superfund y está incluido en la Lista de Prioridades Nacionales de los sitios más contaminados de esa nación. FMC debe ampliar la extracción, el tratamiento y la supervisión del gas de la fosfina en el sitio de planta anterior del SE Idaho. Como es de esperar algo funciona mal. La planta en cuestión funcionó desde 1940 hasta diciembre de 2001 cuando cerró y la Corporación decidió desmantelar las instalaciones que incluyen estanques para aguas residuales que contienen fósforo.
El site de la FMC en sus news publica el otro round de la disputa. Escuetamente anuncia que tiene objeciones con el plan de la Epa en torno al Carbofurán.
La Epa en diciembre de 2009 prohibió el Carbofurán, un insecticida de alta toxicidad del que la empresa es el principal productor mundial. Una historia previsible pero pese a la posición de la compañía a partir de enero de 2010 la Epa dijo que “no permitirá ningún resto del insecticida en vegetales ni frutas”.
Muy lejos de allí a fines de noviembre de 2008 en Argentina 30 mil aves perecieron en un campo de Rincón del Gato Entre Ríos por ingerir ese veneno. El director General de la Dirección de Agricultura de esa provincia Fernando Arbitelli expresó en ese momento al diario El Día de Gualeguaychú que “si bien se utilizó un producto permitido, si es aplicado en una dosis normal y aconsejada por un profesional no tiene impacto sobre la fauna”.
Por su parte, el subsecretario de Producción Agrícola de la misma provincia, Rubén Sarli aseguró que el Carbofurán está permitido, “pero mucho depende del uso que se le dé, antes se utilizaba un clorado que fue prohibido, luego se comenzó a utilizar éste, el tema fundamental es la forma en que se aplica”. Ninguno de ellos le recordó a la población que la Disposición 2367/2006 del Senasa dispone la caducidad de los procedimientos de reválida previstos en la Resolución 350/99 y cancela la inscripción y la autorización de uso y comercialización, de los principios activos enumerados en un anexo. Si adivinó entre ellos está el Carbofurán .
El plaguicida restringido desde el año 1991 por Resolución SAGYP Nº 10/91 lo prohíbe para perales y manzanos. El mercado europeo dio plazo hasta diciembre de 2008 para retirarlo del mercado, adelantándose a la EPA.
Las incongruencias de algunos funcionarios no son una novedad. En mayo pasado el diario El Litoral publicaba que el director de Salud Laboral del Ministerio de Trabajo de la provincia de Santa Fe, Ing. Carlos Vaca manifestó que los camioneros llegan con sus cargas al lugar de destino, no se las reciben porque tiene gorgojos y entonces alguien da la fosfina, "un sulfato generalmente de marca Phostoxin , que no está prohibido sino sólo su uso, en condiciones que no son las adecuadas”
Las muertes de dos camioneros llevó el tema a los medios y al recinto de diputados, un amparo y el olvido. La gestión progresista se hunde en el “soy power” y los investigadores santafesinos asesoran a quienes pretenden inaugurar nuevas fábricas de veneno.
La Resolución 456/09 del Ministerio de Salud de la Nación en su primer artículo prohíbe en todo el país la producción, importación, comercialización de algunos compuestos químicos entre ellos la fosfina. Es una copia casi fiel de otra Resolución del mismo Ministerio N° 774/2004, que se diferencia por citar la Carta de La Tierra, algo que parecen desconocer funcionarios, cerealeras, empresas de fumigación ,de transporte de carga, exportadores y acopiadores.
La Resolución N°56/1990 de la SAGyP pone límites de tolerancia al fosfuro de aluminio en productos y subproductos agrícolas. Para granos y legumbres en general 0,1 mg/kg cantidad máxima de residuo, sin embargo en productos destinados directamente a la alimentación, pastas y harinas es de 0,01 mg/kg porque figuran en el grupo vegetales y usos de principios activos exentos del requisito de tolerancia.
Desde entonces ese organismo parece no haberse ocupado del tema. El Senasa brilla por su ausencia , mientras las consultoras alquimistas facturan ,experimentan y prometen la salvación del hambre a costas de sus pociones.
-“ Evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución” es uno de los principios de la Carta de la Tierra .Pero para los muchachos solo hay que pensar en la Argentina de 2050 con "desarrollo sostenible" pero no tienen testosteronas para asistir a un debate. El Greenwash es el próximo negocio.
El libro “Acute Exposure Guideline Levels for Selected Airborne Chemicals” Vol.6,es un documento preparado por el Comité Consultivo Nacional para el Desarrollo de la exposición aguda de niveles de sustancias peligrosas (AEGL) ,el Comité de Toxicología y el Consejo de Investigación Nacional de Estados Unidos , publicado en 2007. Uno de sus capítulos aborda el tema fosfina (pág.260 a 304).
Entre los casos clínicos recopilados por los investigadores solo citaré algunos:
“Dos hermanos, 2 y 4 años de edad, murieron a causa de trigo fumigado al que fueron expuestos. En los exámenes post mortem los pulmones de los dos niños estaban congestionados por intoxicación aguda. (Heyndrickx et al. 1976). Otras dos muertes se registraron en vagones de carga fumigados. Cuatro hombres: 12, 35, 39 y 52 años de edad habían estado en el coche durante 16 horas y periódicamente apartaban la escotilla para que entrara aire fresco. Cuando fueron descubiertos, el niño estaba muerto y los tres hombres estaban con vómitos dolor de cabeza y dolores abdominales, lo que sugiere que los niños pueden ser más susceptibles que los adultos.(MMWR 1994) .Los niños expuestos a los mismos niveles de fosfina pueden recibir una dosis más grande, porque tienen una mayor superficie de pulmón, relaciones de peso y volumen . Además debido a su baja estatura porque los mayores niveles de fosfina se encuentran más cerca del suelo.
En otro incidente, el cuerpo de un hombre de 23 años fue descubierto en un vagón lleno de arroz durante la descarga. El arroz había sido fumigado 12 días antes.
A bordo de un carguero de granos dos niñas miembros de la tripulación sufrieron intoxicación aguda. El gas fosfina escapó de las bodegas del buque a través de una conexión de la vivienda situada cerca de la ventilación de la nave.(Wilson et al. 1980) Señalan que existe una asociación con la enfermedad y los que viven o trabajan en buques y en la cubierta de proa. Uno de los dos niños expuestos al tóxico de tan solo 2 años su examen post mortem reveló la insuficiencia cardíaca congestiva, edema pulmonar, derrame pleural y agrandamiento del bazo .
La muerte accidental de una mujer de 24 años de edad que tenía 7 meses de embarazo: La casa de la víctima estaba a 30 metros de una instalación de almacenamiento de granos tipo bunker. Los residentes en la zona se quejaban del olor y el polvo proveniente de los granos, sobre todo en las noches. (Garry et al. 1993)
Otra intoxicación accidental de una mujer de 35 años, su hija de 18 y su hijo de 6 años por inhalación. El gas fue liberado de 20 comprimidos fosfuro de aluminio almacenados en 15 bolsas de arroz. El niño murió días después de la exposición, no había recibido atención médica. (Shadnia et al.2008) Las otras dos víctimas fueron ingresados en el hospital 48 horas después de la exposición y fueron dados de alta después de 3 días.
Sesenta y siete hombres fumigadores de granos en Nueva Gales del Sur estaban ocupacionalmente expuestos a la fosfina. La exposición fue descrita como "Intermitente". (Jones et al. 1964) Los síntomas se produjeron inmediatamente en algunos trabajadores, mientras que el inicio de los síntomas fueron retrasados por varias horas a 2 días en los demás.
En otro caso, un hombre de 53 años utilizó un polvo que contenía fosfuro de calcio en su jardín (Schoonbroodt et al. 1992). Él trabajó durante aproximadamente 2 horas bajo la lluvia, y 18 horas más tarde tuvo 40° de fiebre, tos seca, debilidad, mialgia, dolor de cabeza, mareos y náuseas. Tras su ingreso hospitalario estaba ansioso y cianótico y se quejaba de obstrucción nasal grave. A pesar del tratamiento con antibióticos, los síntomas progresaron y el paciente desarrolló edema pulmonar, derrame pleural izquierdo, y derrame pericárdico. Fue colocado en un respirador artificial durante 18 días y fue dado de alta un mes después.
En otra exposición laboral, tres inspectores de grano fueron expuestos mientras realizaban una inspección en vagones de trenes (Feldstein et al. 1991). Inmediatamente después de la exposición experimentaron adormecimiento facial y hormigueo, mareos, náuseas, dificultad para respirar, dolor de cabeza, desorientación, diaforesis, el desaliento, y un "sentido de la fatalidad."
Los datos epidemiológicos sugieren que los trabajadores agrícolas y la industria de granos tienen una aumento de la incidencia del linfoma no Hodgkin, sin embargo, debido a que estos los trabajadores están expuestos a varios plaguicidas en toda su vida laboral, es difícil determinar si existe una asociación entre la incidencia creciente del cáncer y la exposición a un solo plaguicida. (Garry et al. 1989, 1990, 1992).
La EPA clasifica a la fosfina como Clase I (extremadamente tóxico) y en abril de 2010 puso restricciones y controles más estrictos sobre el etiquetado .La Unión Europea en febrero del mismo año modifica una normativa para incluir al fosfuro de magnesio generador de fosfina con el fin de reducir riesgos. En nuestro país no se evalúa el etiquetado de los plaguicidas desde la Resolución N°816 del 2006. El tema después del amparo presentado por los transportistas en la provincia de Santa Fe, se “esfumó”. Los intereses son fuertes y los funcionarios de la casa gris tienen el si fácil. La escusa es lo difícil que resultan los controles en épocas de cosecha gruesa y fina. La inoperancia es escandalosa.
Tal vez los estudios de genotoxicidad y teratogénesis por exposición al glifosato Round Up usando yacarés sea una solución para la mesa de trabajo multidisciplinaria del Ministerio de la Producción. Seguramente el caimán les resulta más simpático que los anfibios del Dr Andrés Carrasco. La estrategia de hacer que hacen lo que ya está hecho hace más de 5 años. Otro parche para seguir ganando tiempo.
Los camioneros, un eslabón más en la ruta de los venenos, mientras tanto seguirán viajando con un pasajero invisible.
Fuente : Asociación Argentina de Periodistas Ambientales (AAPA)-Medio&medio