Graciela Vizcay Gómez, abogada ambientalista. (Fotos: Carla Fantozzi)
Desde su militancia ambientalista, la abogada Graciela Vizcay Gómez se ha enfrentado a todos. Para adversarios no distingue entre intendentes, gobernadores o hasta presidentes. En los últimos años ha sido protagonista de causas resonantes en Argentina y países vecinos. Gracias a su amistad con Adolfo Pérez Esquivel, el año pasado le entregó una carpeta sobre el uso de agrotóxicos al papa Francisco. Ahora planea volver al Vaticano.
Invitada frecuente a charlas y disertaciones en todo el mundo, Gómez se muestra crítica del modelo sojero, al que acusa de haber encallado en Argentina gracias a los permisos de la legislación local. Y entre los responsables apunta al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao. “Tenía consultoras de las multinacionales y va a seguir teniendo”, dice sobre el funcionario, a quien define sin vueltas como un “mercenario y mafioso” al servicio de Monsanto.
En esta entrevista con NOVA, la letrada acusa además a Barañao de “haberle hecho la vida imposible” al científico del Conicet Andrés Carrasco, recientemente fallecido y de militancia activa contra el glifosato. “Pudo haber ganado el Nobel”, reflexiona sobre su amigo. Pero sus críticas no se limitan al Gobierno. “No hay oposición en nada, sino una debilidad institucional que muy pocas veces se vio”, advierte.
- ¿Cómo está el país desde el punto de vista medioambiental?
- Muy mal. Un desastre ambiental, sanitario y a nivel de leyes. Siendo una persona del derecho, a mí me da vergüenza ajena la legislación tan permisiva y cómo hacen lo que se les canta, todo a su medida. Esto se advierte a partir de la minería a cielo abierto, desde los 90. Y con la soja es exactamente lo mismo. Toda la legislación es acorde y funcional a las multinacionales.
- O sea que el boom sojero, si bien representa ganancias económicas para el país, trae aparejados severos daños ambientales.
- Sí, y a nivel global. Ellos miran aquí porque aquí es permisiva la legislación y pueden hacer lo que no pueden hacer en la Unión Europa. Allí, España se quedó sola: es la única que produce transgénico. Toda la Unión Europea le dijo no, y por eso ellos se fueron de ahí y han venido para acá: acá queda tierra y agua; necesitan agua dulce, y la única región que tiene es América.
- ¿Por qué es permisiva nuestra legislación?
- Porque ellos acuerdan para que esa legislación no se reforme, siga siendo obsoleta, siendo el país el tercer productor mundial de soja. Tenemos leyes del 96, 99, una resolución del 96 que es nula de nulidad absoluta, firmada por (el entonces secretario de Agricultura) Felipe Solá, y esa es la base de barro que tiene la legislación argentina. Entraron en Argentina porque la moratoria transgénica que había en Brasil les impidió el ingreso, y tuvieron que entrar de contrabando.
- En cuanto a la minería a cielo abierto, ¿lo de Vaca Muerta es un retroceso desde ese punto de vista?
- Sí. Todo. Inclusive el sistema de fracking es un problema terrible que hay en Europa y Estados Unidos. Se están viendo las consecuencias y el gobernador de Neuquén (Jorge Sapag) y la gente de YPF dicen que estamos mal informados.
Con la cuenca de Claromecó lo que quieren hacer es realmente un desastre.
Si se aprueba y sale, la provincia de Buenos Aires está perdida. En Estados Unidos, los huecos que dejan abajo se chupan bosques y ciudades enteras. El fracking inyecta en la piedra para explotar y poder sacar el gas atrapado; inyectan agua y agroquímicos, que van a la napa directamente. Los huecos generan rotura arriba y se chupan la tierra.
- ¿Hay conciencia en el arco político en general?
- No. Tienen una ignorancia total.
- ¿Inclusive en la oposición?
- Incluso la oposición. No hay oposición en nada. Hay una debilidad institucional terrible, y una inestabilidad que muy pocas veces se vio. ¿Es un crecimiento a costa de qué? De la pobreza de la gente y el desastre ambiental. ¿Qué crecimiento es ese? Un crecimiento de pobreza.
- Usted ha sido muy crítica con el ministro de Ciencia, Lino Barañao.
- Y lo voy a seguir siendo. Creo que es un ser despreciable al que ya tendrían que haber echado, porque no va a presentar la renuncia.
- ¿En qué basa esa consideración?
- En todo lo que ha hecho, todo lo que le ha hecho a (ex presidente del Conicet, Andrés) Carrasco y a la ciencia. Están hablando de que repatrían cerebros del exterior y es mentira. Es un ministerio hecho a su medida, para él, ese ministerio no existía, el tenía consultoras de las multinacionales y va a seguir teniendo. Ahora está institucionalizado y legalizado. Es funcional al modelo.
- ¿A qué se refiere con lo que le ha “hecho” a Carrasco?
- Carrasco pudo haber ganado el Nobel, y no lo ganó. Sus descubrimientos sobre los genes en el año 1980 le valieron varias nominaciones. Bien lo han definido estos días como “el científico del pueblo”. Siempre estuvo la pica con Barañao sobre quién era mejor y peor, y él siempre criticó su forma de ser. Carrasco estuvo al frente del Conicet muchos años y sabe cómo se maneja eso, los brazos de pulpo que tiene la institución. Barañao llegó a ese puesto no sé en base a qué.
- ¿A qué se refiere exactamente?
- Creo que Baraño llegó, justamente, por venderse, por ser un mercenario de estas empresas. Era su forma de atraer estos capitales del extranjero. Lo logró, pero ¿a qué costo? Aparte, le hizo la vida imposible a Carrasco. Todo lo que él presentaba, inclusive hasta el ascenso del año pasado que el pedía como investigador principal del Conicet, todo se lo negaron. Ahí uno se da cuenta de que le siguieron pasando la cuenta desde el 2009, cuando salió el informe sobre glifosato. Todo lo que ha sufrido Carrasco viene de Barañao. Aparte, se codea con la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid). Lo ha dicho en una charla que dio en el Aapresid en Rosario: “El programa de Carrasco se termina en una semana”. Todo lo que nombra en el informe que salió es 34 veces a la consultora de Monsanto. El tipo es un mafioso. Un mercenario con todas las letras.
- Como oriunda de Santa Fe, ¿qué realidad vive la provincia desde el punto de vista medioambiental?
- Santa Fe es una de las peores. Es la cueva de la soja. Tiene el puerto más importante por donde sale la soja. Un gobierno que, desde que está, es funcional a la Casa Rosada, pese a que se pelean, es todo una máscara y un maquillaje. Viven criticando que la plata de la soja no vuelve. Sí vuelve y se la comen en gran medida. En salud, los Nodos son un desastre: la provincia jamás estuvo tan mal como en este momento; yo hablo con la gente de los hospitales, con médicos, políticos y, si bien la invencible Santa Fe peronista no hizo gran cosa, desde que está el socialismo hay un retroceso mucho mayor. Convengamos que los gobiernos peronistas permitieron que Santa Fe hoy no tenga zonas verdes por la Ley de Bosques, y toda esa tala indiscriminada empezó en la época del peronismo. Las inundaciones, que son un mal recuerdo de Santa Fe, también fueron en la época peronista. Ambos tienen la culpa. Pero a nivel salud y social, la provincia retrocedió mucho con el socialismo.
Con el Papa
- Estuvo con el Papa Francisco, le entregó una carpeta sobre agrotóxicos, y va a volver a verlo. ¿Cómo fue esa experiencia?
- Fue algo increíble, porque esa audiencia se fijó en tres días gracias a la amistad que me une Adolfo Pérez Esquivel. Pensábamos que íbamos al montón, en la plaza (de San Pedro), pero no que fuéramos a entrar por la puerta de Santa Marta, lo cual fue increíble. Una socióloga amiga le entregó su tesis sobre enfermedades ambientales. Haber logrado estar con el Papa, estrechar su mano… Cuando vio mi cartel, que decía “Basta de agrotóxicos en el mundo”, se vino al humo. Me agarró la mano y mientras saludaba a todo el mundo me tenía agarrada. Fue soñado. Han pasado cosas positivas desde esa visita, y poder volver ahora, con diez científicos italianos, a mostrarle al Papa que lo que decíamos es verdad, y llevarle las pruebas, porque él está relatando la encíclica de medio ambiente, es muy esperanzador. Eso va a ser una ayuda porque la gente de la soja y el agronegocio dice que el Vaticano los apoya.
- ¿Por qué sostienen eso?
- Porque dicen que el transgénico va a parar el hambre en el mundo, y yo creo que no es así. Esta encíclica puede llegar a ayudarnos para desmentirlo. El Papa sabe perfectamente lo que está pasando. No puede ser que te conozcan en el exterior más que en tu propia provincia o país.
FUENTE NOVA - ARGENTINA
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