Miércoles 15 de junio de 2011
El Ministerio de Medio Ambiente brasileño promueve, entre el 5 y el 7 de julio, una consulta nacional sobre las tareas emprendidas por el Brasil en el Convenio de Rotterdam.
Entre los objetivos principales del tratado está el garantizar la protección de la población y el medio ambiente de todos los países de los posibles peligros implica el comercio de plaguicidas y productos químicos altamente peligrosos. Contribuyendo a salvar vidas y proteger el medio ambiente de los efectos adversos de los plaguicidas tóxicos y otros productos químicos.
La red mundial mediante la que intercambiamos información relevante sobre resoluciones de cada Ministerios Agrarios, nos nutre en forma contínua. Esta noticia nos la envía Francisco Roberto Caporal, profesor de la Universidad Federal Rural de Pernambuco, Recife, Brasil que envía la nota publicada ayer en la web del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil .
Las reuniones a realizarse en Brasilia con los representantes de las principales instituciones involucradas con el compromiso asumido por Brasil en Rotterdam.
"El momento será importante para consolidar la aplicación del tratado", dijo Camila Boechat, quien reemplaza al administrador de Seguridad Química, del Ministerio.
En la reunión se abordarán cuestiones tales como el Integrado de Comercio Exterior, el Sistema Nacional de Información sobre Envenenamiento, el control de las importaciones en las aduanas, la inspección del uso del producto y las medidas reglamentarias.
Entre las principales decisiones adoptadas por el vecino país para controlar los productos químicos peligrosos es la Ley de Plaguicidas, reglamentada por el Decreto 4.074/02.
Participarán en las decisiones, empresas fabricantes de agrquímicos, representantes de la industria, importadores y productores.Entre los organismos gubernamentales estarán presentes el Ministerio de Medio Ambiente, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables,( IBAMA) y el Ministerio de Asuntos Exteriores.También tienen un papel especial el Ministerio de Agricultura y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
Si bien el Convenio de Rotterdam no tiene el poder para prohibir la sustancia en sus 140 países firmantes, incluida en la lista de peligrosos sirve como una advertencia sobre las normas para la fabricación y el comercio. A partir de ello las empresas exportadoras deberán informar a las leyes que rigen la sustancia en su propio país, advirtiendo a los compradores sobre las restricciones. Ya hay 40 sustancias de la lista.
El hecho de que el Convenio de Rotterdam no tiene el poder de prohibir no significa que no haya prohibición de químicos. El endosulfán, que es parte de ese tratado, se prohibió finalmente en Brasil bajo la Ley de Plaguicidas. Fue condenado también por la quinta Conferencia de las Partes (COP 5) del Convenio de Estocolmo en abril. Este tratado, sí, tiene el poder de prohibir los productos de los países que firman sus deliberaciones. La decisión representa el peso de 92 naciones.
La red mundial mediante la que intercambiamos información relevante sobre resoluciones de cada Ministerios Agrarios, nos nutre en forma contínua. Esta noticia nos la envía Francisco Roberto Caporal, profesor de la Universidad Federal Rural de Pernambuco, Recife, Brasil que envía la nota publicada ayer en la web del Ministerio de Medio Ambiente de Brasil .
Las reuniones a realizarse en Brasilia con los representantes de las principales instituciones involucradas con el compromiso asumido por Brasil en Rotterdam.
"El momento será importante para consolidar la aplicación del tratado", dijo Camila Boechat, quien reemplaza al administrador de Seguridad Química, del Ministerio.
En la reunión se abordarán cuestiones tales como el Integrado de Comercio Exterior, el Sistema Nacional de Información sobre Envenenamiento, el control de las importaciones en las aduanas, la inspección del uso del producto y las medidas reglamentarias.
Entre las principales decisiones adoptadas por el vecino país para controlar los productos químicos peligrosos es la Ley de Plaguicidas, reglamentada por el Decreto 4.074/02.
Participarán en las decisiones, empresas fabricantes de agrquímicos, representantes de la industria, importadores y productores.Entre los organismos gubernamentales estarán presentes el Ministerio de Medio Ambiente, el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de los Recursos Naturales Renovables,( IBAMA) y el Ministerio de Asuntos Exteriores.También tienen un papel especial el Ministerio de Agricultura y la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria.
Si bien el Convenio de Rotterdam no tiene el poder para prohibir la sustancia en sus 140 países firmantes, incluida en la lista de peligrosos sirve como una advertencia sobre las normas para la fabricación y el comercio. A partir de ello las empresas exportadoras deberán informar a las leyes que rigen la sustancia en su propio país, advirtiendo a los compradores sobre las restricciones. Ya hay 40 sustancias de la lista.
El hecho de que el Convenio de Rotterdam no tiene el poder de prohibir no significa que no haya prohibición de químicos. El endosulfán, que es parte de ese tratado, se prohibió finalmente en Brasil bajo la Ley de Plaguicidas. Fue condenado también por la quinta Conferencia de las Partes (COP 5) del Convenio de Estocolmo en abril. Este tratado, sí, tiene el poder de prohibir los productos de los países que firman sus deliberaciones. La decisión representa el peso de 92 naciones.
Un ejemplo que nuestro país debería seguir y un intento de cambio es la consulta pública del Senasa sobre la prohibición del endosulfán. Un plaguicida que el Defensor del Pueblo de la Nación pidió su prohibición inmediata y que todas las opiniones recibidas por el Senasa hasta la fecha rechazan enérgicamente que se pretenda dilatar esa prohibición hasta el 2015.
La era de los venenos está en su peor momento y las denuncias sobre intoxicaciones se multiplican. Es hora de que los organismos que deberían proteger la salud de cada ciudadano entienda que en el futuro producir sano, alimentos sanos, nunca será a base de forraje, veneno en cada verdura y fruta de las góndolas y la grasa artificial que reemplazó a nuestro famoso asado argentino.-
Imagen: "Comer bio o comer químico"
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