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martes, 23 de agosto de 2016

Cuando el calor y el miedo hacen que ser campesino sea una actividad de alto riesgo


En los últimos diez años 28 trabajadores han muerto por insolación en California y muchos más exponen su vida al no reportar el golpe de calor por miedo a perder su trabajo.
El dolor de cabeza que Lourdes Ramírez empezó a sentir cuando un día de mediados de julio estaba trabajando en la pisca de duraznos, poco a poco empezó a nublarle la vista, luego se convirtió en mareo, le dieron ganas de vomitar, todo le daba vueltas y las piernas se le acalambraron.

Eran los efectos de la insolación a la que muchos campesinos están expuestos al trabajar bajo condiciones extremas de calor durante los meses de verano, cuando la temperatura ambiente suele superar los 100 grados Fahrenheit en los campos agrícolas del valle central de California.

Eran los mismos malestares que habrían padecido tres mujeres que a finales de ese mismo mes de julio murieron mientras realizaban labores del campo en Delano, McFarland y Arvin.

Las muertes de esas tres campesinas que se cree sucumbieron al golpe de calor están bajo investigación de la agencia estatal Protección de Seguridad y Salud en el Trabajo, conocida como Cal-OSHA.

Uno de los decesos ha sido atribuido a una enfermedad del corazón, pero para el Sindicato de Trabajadores Agrícolas (UFW) las condiciones extremas de calor pudieron haber contribuido al paro cardiaco.

“Nosotros también estamos investigando otros posibles casos”, dijo Erika Navarrete, representante del UFW. “Porque hay muchos casos que no llegaron a la fatalidad, pero se desmayaron, tenemos el caso de alguien que sufrió embolia”.

Muertes de trabajadores por calor en California.

En 2005 la agencia Cal-OSHA registró la muerte de 10 trabajadores por exposición a temperaturas extremas, lo que provocó que al siguiente año se aprobara la iniciativa de ley AB 805 para prevenir las muertes por calor y proteger a quienes laboran en construcción, agricultura, jardinería o cualquier otra actividad bajo el sol.

Dicha ley obliga a los patrones a ofrecer a sus empleados suficiente agua fresca y un espacio con sombra donde deben descansar al menos 5 minutos cada dos horas, y cuando la temperatura supera los 95 grados, el descanso debe ser de 10 minutos como mínimo.

A pesar de que la ley frenó el número de muertes, el golpe de calor sigue desplomando a muchos trabajadores. Entre 2006 y 2015, según el registro de Cal-OSHA, han muerto 28 trabajadores.

El golpe y el miedo:
El día que Lourdes sintió el soponcio la temperatura ambiente alcanzó los 104 grados Fahrenheit (40 centígrados) en los campos agrícolas de Huron, en el condado de Fresno.

Cuenta Lourdes que sentía que el corazón se le salía y la piel tan caliente que ya ni siquiera sudaba, pero aún así se quedó callada, no le avisó al capataz por vergüenza a lo que fueran a decir los demás trabajadores y por miedo a que la despidieran.

A punto estuvo de sucumbir y aunque aguantó la jornada, al siguiente día y durante toda una semana, Lourdes ya no pudo trabajar.

“Así como yo, que no quise decir cuando me sentía mal, hay muchos, me insolé y por eso me pude hasta morir”, dice Lourdes, quien ha sido campesina durante 11 años.

“Aquí donde yo trabajo hay muchas compañías que traen a la gente trabajando con las temperaturas arriba de 100 grados y la gente no para por no perder una horas de trabajo, pero es mejor perder eso que a perder la vida”, agregó.

¿Hasta que el cuerpo aguante?

Fernando Landeros, quien trabaja en los campos de cultivo de McFarland, comentó que hay ‘mayordomos’ (encargados de las fincas) que se molestan cuando algún trabajador solicita descanso y lo tacha de perezoso, lo que implica que pueden recortarle horas de trabajo.

“A muchos compañeros les da miedo que los corran y se aguantan aunque se sientan mal por el calorón”, mencionó. “Si nosotros nos tiramos a matar, para el mayordomo mejor, él está contento y no le importa si alguien se desmaya”.

Enedina Félix comentó en la página de Facebook de Noticias 21 Fresno que como encargada de finca ella cuenta con un certificado de capacitación para responder a las emergencias en el trabajo cuando ocurre un caso de insolación o accidente.

“Siempre les recuerdo a mis trabajadores que no se queden callados, cuando sientan algo en su cuerpo que no anda bien, para poder ayudarlos, ya que nuestra salud está primero que el trabajo”, escribió Enedina.

Cuando al mediodía la temperatura está por arriba de los 95 grados, indicó, la compañía para labores para que los empleados se vayan a su casa.

Muchos campesinos, comentó Erika Navarrete del UFW, se quedan callados por miedo a perder su trabajo, ya que reciben amenazas de sus supervisores que les exigen más producción.

“Y porque no tienen papeles”, agregó.-

Zero Biocidas.

Foto *La cosecha de uva en Napa Valley.

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