Un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se dio a conocer que un aproximado de 5 millones de personas anualmente, sufren elevados niveles de intoxicación debido a diferente agrotóxicos, se estima que de esta cifra fallecen cerca de 900.000, cerca el 99% de los afectados, viven en países en vías de desarrollo.
Las Naciones Unidas considera que la tasa de intoxicaciones en los países de América Latina que podría ser unas 13 veces mayor que en los países industrializados, por lo cual declaró a los plaguicidas como uno de los mayores problemas en el ámbito mundial. Pero en Argentina, Uruguay, Brasil, Chile, Paraguay se siguen utilizando estos agrotóxicos en las plantaciones de tabaco, maíz, soya, algodón, Eucaliptos, Pinos etc. y a pesar de que se conoce su alto grado de toxicidad, como por ejemplo el agente naranja produce graves alteraciones en el organismo como, vómitos, ataque de epilepsia, edemas de pulmón, arritmias cardíacos que derivan en muerte y severas discapacidades neurológicas como mielomeningocele, espina bífida, retardo mental grave.
La Asociación Brasilera de Salud Colectiva (Abrasco) publicó la segunda parte de su dossier "Un alerta sobre los impactos de los Agrotóxicos en la Salud”.
Abrasco señala que la utilización de agrotóxicos es una expresión de la entrada del capitalismo en el campo y una prueba de la llamada 'revolución verde', que se extiende gradualmente año tras año. De acuerdo con el informe, sólo en 2010, el escenario del mercado del agrotóxico presentó un crecimiento del 190% en comparación con 2009.
Brasil es uno de los países que hizo que el porcentaje se elevara, ya que es el mayor consumidor de agrotóxicos del mundo, seguido por Estados Unidos. También en Brasil están las mayores empresas multinacionales (Basf, Bayer, Dupont, Monsanto, Syngenta, Dow) que controlan el mercado de agrotóxicos.
El incentivo para la instalación de estas empresas queda claro en las informaciones evidenciadas por el informe. "Los agrotóxicos registrados no tiene plazo de registro. El costo pagado por el registro en Brasil es bajísimo. Mientras que en Anvisa [Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria] se pagan 90 reales, en Estados Unidos cuesta 600 mil dólares por registro. La EPA [Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos] tiene 854 técnicos trabajando en la regulación de registros de agrotóxicos, en tanto que Brasil cuenta con sólo 50 profesionales”, revelan.
Facilidades como éstas causan consecuencias devastadoras en la salud de las poblaciones y en el medio ambiente. Un ejemplo puede observarse en la Chapada do Apodi, donde las empresas nacionales y transnacionales responsables del monocultivo de banana utilizan la fumigación aérea para combatir un hongo que ataca la producción.
La Asociación descubrió que se lanzan anualmente por lo menos 442.500 litros de líquido tóxico. Además de la cantidad exagerada, la práctica no cumple la Instrucción Normativa Nº 2, del 3 de enero de 2008, establecida por el Ministerio de Agricultura, Pecuaria y Abastecimiento (Mapa), que define la distancia mínima de quinientos metros de poblaciones, ciudades, villas y barrios para poder realizar la práctica de la fumigación aérea.
El documento revela que sólo el 32% de los agrotóxicos pulverizados permanecen en las plantas, el resto (49%) cae al suelo o va a áreas circunvecinas a través del aire (19%), contaminando el medio ambiente en su totalidad.
Zero Biocidas.
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